Antes, adolescente, pensaba que lo extraño, lo verdaderamente milagroso, eran la felicidad o la alegría, que cualquiera de estas dos, imprevisible e infrecuentemente, sólo perturbaba la norma con su insólita presencia, la firme línea recta trazada por la miseria, la desgracia, el infortunio. Ahora pienso que ambos, tanto la alegría como el dolor, son igualmente extraordinarios. Lo verdaderamente usual es la medianía, la trivialidad, la repetición, el indolente tránsito de lo cotidiano.
APLASTA LA SEMANA EN UN SOLO DÍA..................
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NO ENTIENDO MUCHAS COSAS.........
Hacer cosas con silencios: las palabras que no le conozco, las que nunca le
he recibido.
Es un hombre sincero...
Hace 8 años
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